Rubalcaba y Gómez subrayan su voluntad de diálogo con los agentes sociales
El Gobierno ha dulcificado un tanto su discurso sobre los cambios en materia laboral y de pensiones que, eso sí, tiene más que decido sacar adelante en los próximos meses. Tras el encontronazo frontal con los agentes sociales que supuso la reforma unilateral del pasado mes de junio, luego avalada por el Parlamento, y la brecha abierta con los sindicatos, que terminó en la huelga del 29-S, el Ejecutivo quiere ahora calmar las aguas. Al menos, ofrecer una imagen distinta y menos rígida, no sólo con patronal y sindicatos sino hacia el conjunto de la sociedad e, incluso, los grupos parlamentarios.
El ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, aseguró ayer que la nueva legislación sobre las pensiones no se hará nunca a golpe de decretazo. El hombre fuerte de José Luis Rodríguez Zapatero, Alfredo Pérez Rubalcaba, insistió en el mensaje de su compañero de gabinete para subrayar la total voluntad de diálogo del Gobierno. «Lo vamos a intentar con todas nuestras fuerzas», sentenció el vicepresidente primero. Queda así, de alguna forma, superada la reciente etapa en la que el Ejecutivo advertía una y otra vez de que gobernaría por encima de todo, hubiera o no acuerdos. «No habrá un decreto, yo soy de los que piensan que una reforma de la magnitud de la que nos ocupa, por la importancia del sistema de pensiones, no puede ser llevada a cabo por decreto», apuntó Gómez en declaraciones a Rne.
Intenso diciembre. La intención del Ejecutivo, que prevé un intenso mes de diciembre en el marco del Pacto de Toledo, es cerrar el año con una propuesta concreta por parte de ese órgano para sentarse después con los agentes sociales a discutir los cambios legales. El calendario sitúa el momento clave de la reforma a finales del primer trimestre, cuando Gómez prevé remitir a las Cortes «un proyecto de ley, y no un decreto-ley», apuntó el ministro. Fuentes gubernamentales reconocen ese giro, al menos en las formas, aunque destacan que la reforma es inevitable. Y añaden que a la voluntad de negociar se añade el deseo de que cada cual (en referencia a los partidos políticos) se retrate en el Congreso frente al texto que aporte el Gobierno.
Fuente. Diario de León